Ansiedad y Tristeza

La ansiedad y la tristeza no son enfermedades en sí mismas. Son sentimientos o emociones que pueden ser normales en la vida, pero cuando se asocian a otros muchos síntomas, pueden dar lugar a un trastorno, que puede ser de gravedad muy variable.

Muchas veces nos encontramos personas que tienen un ánimo depresivo y que la causa de éste es la ansiedad. Unas veces la ansiedad contribuye a tener un ánimo más depresivo y otras veces un estado depresivo da lugar a ansiedad.

La ansiedad puede darse en personas sometidas a una situación crónica de estrés, como por ejemplo, personas que tiene que cuidar a un enfermo, o que tiene una mala relación de pareja. O también puede darse en situaciones de estrés agudo, como el accidente de un ser querido.

También aparece en personas que se preocupan por todo (por ejemplo les preocupa contraer una enfermedad o que le pase algo malo a un familiar). A esas personas le resulta difícil controlar ese estado de continua preocupación.

Otro caso destacable, es el de personas con mucha necesidad de controlarlo todo, que no toleran la incertidumbre. Personas muy rígidas, que se exigen mucho a sí mismos y se proponen cumplir a rajatabla algunas normas que se autoimponen, como ser muy ordenados o muy puntuales, o estan excesivamente preocupados por tener todo totalmente limpio.

Cuando no consiguen desempeñar esas tareas cómo creen que deberían, se sienten mal, se frustran y se castigan. Es en ese momento cuando surgen la ansiedad y los sentimientos de culpa.

En todos los casos descritos, las personas sienten mucha angustia, y tiene diversos síntomas como nerviosismo, inquietud o impaciencia, cansancio extremo, irritabilidad, problemas de concentración, dificultades para dormir, e incluso algunos síntomas físicos como tensión muscular, dolores de estómago, sudoración, taquicardias, mareos, necesidad de ir frecuentemente a orinar, etc.

La angustia es un sentimiento desagradable, que muchas veces se puede casi localizar dentro del cuerpo, en el estómago, en la cabeza, como un dolor psíquico profundo, que tiende a dejarnos cohibidos, metidos en nosotros mismos, parados.

La ansiedad sería un sentimiento de inquietud psíquica, de preocupación, de estar hiperalerta, que frecuentemente conduce a la necesidad de moverse, que se puede asociar con sensación de falta de aire, temblores, o los síntomas físicos antes descritos.

Estos síntomas, producen un malestar significativo en la persona que los sufre y a la larga puede derivar en un deterioro de las relaciones familiares, sociales, laborales o de otras áreas importantes de la actividad de la persona.

La persona excesivamente preocupada y ansiosa puede dejar de hacer las cosas que antes hacía, perdiendo todos los refuerzos externos que antes tenía, sintiéndose cada vez más aislada y en consecuencia más deprimida.

Asimismo, la persona que está muy ansiosa o muy angustiada, puede además tener un ánimo muy bajo, sentirse muy triste, sin ganas de nada… En este caso la ansiedad es un síntoma más de un trastorno depresivo.

Tratar los síntomas de ansiedad, así como la tristeza patológica, puede ser muy importante para evitar el sufrimiento en la persona que lo padece y en los que les rodean.