Depresión
La tristeza es un sentimiento normal y frecuente en la mayoría de las personas.
Muchas veces, la tristeza responde a algo que nos ha pasado, y normalmente en unas horas, unos días o quizás más tiempo esta tristeza va desapareciendo. En la tristeza normal sufrimos y lo pasamos mal, pero esta tristeza no altera mucho nuestra vida, es decir, no nos llega a incapacitar, podemos ir superándola poco a poco y entendemos que es un sentimiento esperable, dada la causa que la originó (muerte de un ser querido, un accidente, una ruptura sentimental, etc).
Otras veces, la tristeza se hace mucho más intensa, insoportable, nos llenamos de pesimismo, de desesperanza ante el futuro, y empiezan a aparecer más síntomas, como la ansiedad intensa, nos empieza a rondar la idea de que así no vale la pena vivir, dejamos de dormir (porque frecuentemente en estos casos nos despertamos excesivamente pronto), tenemos menos energía para todo, perdemos el interés por todo lo que antes nos hacía ilusión o nos gustaba, perdemos el apetito, y nos sentimos sin valía, sin capacidad para nada.
Las personas que han experimentado este tipo de tristeza saben que es una tristeza totalmente distinta a cualquier tristeza normal, que provoca un sufrimiento inenarrable, la mayor parte del día.
La tristeza patológica o depresión muchas veces aparece sin un claro factor desencadenante. Produce un enorme sufrimiento, y es duradera, es decir, dura varios días seguidos, al menos 15 días seguidos, durante la mayor parte del día. Nos impide seguir haciendo nuestra vida habitual, nos sentimos incapaces de continuar con nuestras tareas, con nuestro trabajo, y abandonamos las actividades que nos gustaban y los hobbies.
En la tristeza normal, si es intensa, a veces nos puede venir bien consultar con un profesional, habitualmente psicólogo, para ver cómo nos estamos enfrentando con las situaciones que la han provocado, y podemos aprender a aliviar los síntomas y a que no se haga demasiado intensa o se prolongue demasiado. Así podemos evitar que se convierta en una tristeza patológica.
La depresión suele requerir de ayuda psicológica y farmacológica, porque sino se trata el sufrimiento y la incapacidad que provoca, se prolonga mucho en el tiempo y puede tener serias consecuencias.
En la tristeza normal, si es intensa, a veces nos puede venir bien consultar con un profesional, habitualmente psicólogo, (…), y podemos aprender a aliviar los síntomas y a que no se haga demasiado intensa o se prolongue demasiado.